El Nuevo Consumidor
- 8 ago
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El perfil del consumidor ha cambiado significativamente en los últimos años, y el caso de México no es la excepción. Las nuevas generaciones están transformando la manera en que se consume, eligiendo marcas y productos con criterios muy distintos a los de hace una década.
Sin duda, el consumidor mexicano se ha vuelto más consciente, más exigente y mucho menos leal a las marcas que no cumplen con sus expectativas. De acuerdo con estudios de Ernest Young, Kantar y Statista, el 74 % de los consumidores en México han cambiado sus patrones de compra, y un 48 % ahora prefiere hacer sus compras en tiendas o supermercados de descuento.

Además, se trata de un consumidor urbano, joven con una edad promedio de 30 años y con un alto potencial de consumo. Este perfil representa a una generación digitalizada, informada y conectada, que busca mucho más que un producto: busca una experiencia positiva.
Gracias al acceso a internet y al crecimiento del uso de dispositivos móviles, cada vez más consumidores realizan compras en línea. Sin embargo, esto no significa que todo sea digital, también valoran los productos locales y la confianza en sus marcas.
Como lo hemos mencionado antes, ahora somos consumidores más informados, más tecnificados, más conectados, que buscamos calidad y valor por nuestro dinero, y somos menos leales a las marcas, sí las marcas no cumplen con sus expectativas.

Esta generación también muestra un interés creciente por los productos saludables y amigables con el medio ambiente. Estos factores se han convertido en elementos clave que influyen directamente en su percepción y en su decisión de compra.
Los consumidores mexicanos valoramos las marcas en las que confiamos y estamos dispuestos a pagar más por productos de calidad. Sin embargo, la sensibilidad al precio ha aumentado significativamente, lo que genera una tensión constante entre precio y calidad al momento de decidir una compra.

Uno de los temas en constante debate debido a las consecuencias generadas gira en torno a la industria de la moda. Aunque 64% prefiere destinar el dinero en ropa de calidad, aunque compre menos, 36% opta por usar el dinero en ropa de menor calidad para adquirir más productos.

También otra tendencia es reciclar y reutilizar la ropa; al respecto 43% regala las prendas que ya no va a utilizar, 18% la dona, 10% reutiliza la tela y 9% la vende. Además, el 51 % ha comprado ropa de segunda mano, lo que muestra una clara evolución hacia un consumo más consciente.
En este contexto, las marcas que logren ofrecer un equilibrio entre precio y desempeño estarán mejor preparadas para enfrentar los retos actuales. La línea entre lo planeado e impulsivo es cada vez más delgada, especialmente con la influencia de las redes sociales y el e-commerce.

Comprender al consumidor actual requiere flexibilidad: a veces buscará precio, otras veces calidad, y en muchas ocasiones una combinación de ambas. Por eso, es clave mantenernos conectados con sus necesidades sin perder de vista la esencia de nuestra marca.
Aunque siempre existirán opciones más económicas o accesibles, ahí es donde entra el branding como diferenciador. Construir valor agregado real implica innovar, mejorar la experiencia de compra, ofrecer atención postventa y generar ofertas exclusivas. Todo esto ayuda a fortalecer la relación con el cliente más allá del precio.
Además, cuanto más frecuentes sean las decisiones de compra, mayor será la atención al precio y a los descuentos. Las marcas deben entender este comportamiento y adaptarse sin sacrificar su propuesta de valor.

Y claro que los factores demográficos influyen en los patrones de consumo. Un ejemplo son los jóvenes consumidores que tienen la tendencia a buscar productos premium, de moda; mientras que consumidores (tercera edad) priorizan el valor del dinero.
Podemos asumir que para los consumidores menores de 40 años de edad, la calidad es clave. A partir de los 40, el precio empieza a jugar un papel más importante en la decisión de compra, ya después de los 50, esta tendencia se acentúa.
El consumidor mexicano de hoy es dinámico, informado y exigente. Está influenciado por la tecnología, la situación económica y las tendencias globales, pero sigue profundamente conectado con sus raíces culturales. Adaptarse a sus necesidades es fundamental para mantenerse vigente en mercados cada vez más competitivos.

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